Lo que parecía ser una fiel confesión de pecados terminó en un robo al sacerdote Carlos Santana, canciller del Arzobispado, a quien un hombre despojó de un teléfono celular Blackberry y el dinero que tenía en los bolsillos, luego que el cura le diera la absolución. El sacerdote narró que el ladrón no tenía signos de persona ofensiva y tras la celebración de la misa el martes en Casa de Emaús, el joven rogó al sacerdote que lo confesara. “Señores: estoy sin celular. Un prójimo me pidió que lo confesara después de misa y mientras le daba la absolución me sacó el BB del bolsillo y algo de dinero. Por ahora estoy incomunicado telefónicamente”, dijo el párroco.
SANTIAGO. Lo que parecía ser una fiel confesión de pecado terminó en un robo al sacerdote Carlos Santana, canciller del arzobispado, a quien un hombre despojó de un teléfono celular Blackberry y el dinero que tenía en los bolsillos, luego que el cura le diera la absolución.
El sacerdote narró que el ladrón no tenía signos de persona ofensiva y tras la celebración de la misa el martes en Casa de Emaús, el joven rogó al sacerdote que lo confesara.
“Señores: estoy sin celular. Un prójimo me pidió que lo confesara después de misa y mientras le daba la absolución me sacó el BB del bolsillo y algo de dinero. Por ahora estoy incomunicado telefónicamente”, dijo el párroco.
Expresó que “el tipo” se veía muy devoto y arrepentido, que le dio un abrazo al despedirse y al parecer ahí le robó.
Sostuvo que el robo y las nuevas formas que tienen los delincuentes para asaltar evidencia el grado de deterioro de la sociedad.