amiga canadiense decidió repartir unos brownies entre sus compañeros de trabajo de la ciudad de Victoria. Después de comerlos, tres empleados empezaron a notar que se les iba la cabeza y que sus extremidades estaban entumecidas.
Enseguida la policía acudió por si acaso había un caso de envenenamiento. Pero fue una falsa alarma, en realidad se habían comido brownies de marihuana y claro, estaban en una dimensión paralela. La historia final cuenta que nuestra amiga llevó esos brownies porque los había hecho su hijo hace un año y se los había dejado en el congelador. Ella no pudo evitar compartirlos con sus compañeros.